Entrevistas // 2019-04-06
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Martín Becerra habla sobre la propiedad de los medios
"La hiperconcentración amenaza la libertad de expresión"
El investigador en comunicación replicó a Macri, quien dijo que existe “absoluta” libertad de prensa. Según el especialista, “hay un rango de opiniones” que se expresan pero la crítica al oficialismo no está “plenamente garantizada”. Advirtió que el gobierno utilizó la base de datos de la Anses para “propaganda política”.


 Al cuestionar recientes expresiones del presidente Mauricio Macri respecto de una supuesta vigencia “plena” de la libertad de prensa en el país, el doctor en Ciencias de la Comunicación Martín Becerra aseguró por el contrario que “hay muchos problemas” en esa materia, y entre ellos destacó que “la hiperconcentración de la propiedad es una amenaza indirecta al ejercicio de la libertad de expresión, porque los principales medios quedan en manos de pocos actores”.

El domingo pasado, luego de la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Macri publicó en su cuenta de Twitter una serie de mensajes donde concluía que "Argentina tiene la más amplia libertad de prensa de su historia", que la libertad es "absoluta" y "tan grande que se volvió transparente".

Becerra consideró que “hay un rango relativamente diverso de opiniones que se pueden expresar si se compara por ejemplo con Brasil o México”, lo cual “es mérito del conjunto de la sociedad”, pero “no es cierto que las opiniones críticas estén plenamente garantizadas”, advirtió. Propuso además “una ley de comunicaciones convergentes que corrija las distorsiones de la hiperconcentración” de la propiedad y “que estimule la producción federal de contenidos”, entre otros propósitos.

El docente universitario, investigador del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y autor de varios libros, dijo que “los medios ayudan sobre todo a desacreditar determinadas candidaturas” pero finalmente “no votan”, sino que quien vota “es la sociedad”. Agregó que “se impone revisar la regulación sobre datos personales” porque la actual “es vieja”, y afirmó que “el gobierno de Macri” ha utilizado “las bases de datos de la Anses para hacer propaganda política”.

-Luego de la reunión de la SIP, el presidente Macri aseguró en su cuenta de Twitter que en Argentina la libertad de prensa es "absoluta". ¿Cree que esta afirmación se condice con la realidad?

-Veo que hay una enorme confusión por parte del presidente respecto de qué es libertad de expresión y qué es libertad de prensa. Creo que en primer lugar el presidente confunde libertad de expresión con la libertad de opinión de algunas empresas que son oficialistas, que son las más concentradas, que fueron beneficiadas por las medidas que adoptó el gobierno nacional desde diciembre de 2015, que son las que tienen mayor audiencia en nuestro país y que efectivamente hoy gozan de una libertad amplia. Me refiero al Grupo Clarín, a La Nación, a Cadena 3, al Grupo Vila- Manzano. Eso no es sinónimo de que en la sociedad argentina haya libertad de expresión. Hay una diferencia importantísima respecto del calibre de los actores que participan del espacio público. Si uno es empresario de un gran grupo periodístico, es correcta la frase. Si en cambio uno la contrasta con los más de 3.000 despidos que hubo en empresas periodísticas desde la asunción de Macri; si atiende a la encarcelación de gente que tuitea insultos contra el presidente; si lo contrasta con los despidos y el desguace de medios estatales y la amenaza, iba a decir velada pero es una amenaza directa del presidente, de que en Argentina sobran 562 personas que él enviaría en un cohete a la luna, entre las cuales estaba uno de los principales columnistas críticos del presidente (N. de la R: en referencia a Horacio Verbitsky); si tomamos en cuenta la represión sistemática que la Policía Federal y la Metropolitana han desatado contra trabajadores de prensa en los últimos tiempos en movilizaciones y protestas mientas hacían su trabajo periodístico; si tenemos presente que en el propio presidente reconoce que los medios estatales son más críticos que los grandes grupos privados, el combo no le da como resultado una amplia libertad de expresión en este país. Tampoco voy a decir que está recortadísima. Si uno lo analiza comparativamente, efectivamente en Argentina hay un rango relativamente diverso de opiniones que se pueden expresar en el espacio público, si lo comparamos con Brasil o México. Y es mérito del conjunto de la sociedad que haya sucedido esto. Pero no es cierto que las opiniones críticas estén plenamente garantizadas. Más bien yo diría que hay síntomas de preocupación, hay ataques a periodistas y a ciudadanos que ejercen su legítimo derecho a la crítica por parte del gobierno nacional y eso hay que contemplarlo cuando uno piensa en libertad de expresión.

-No es una mirada desde el derecho a la información.

-Para mí la gran cuestión con esa frase de Macri, que es muy reveladora, es quién es el sujeto del derecho a la libertad de expresión. Si el sujeto es (Héctor) Magnetto, Julio Saguier, Daniel Vila, entonces estamos de acuerdo. En cambio, si el sujeto es el conjunto de los ciudadanos de Argentina, hay muchos problemas con la liberad de expresión. Insisto que muchos problemas no significa de ninguna manera que estemos en una dictadura ni nada por el estilo. Pero hay muchos problemas. No es un país donde podamos reivindicar con alegría el ejercicio de este derecho, que es un ejercicio problemático.

-La hiperconcentración de medios, que se vio favorecida por este gobierno al modificar por decreto la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, ¿es uno de los principales problemas que hay en la actualidad?

-Efectivamente la hiperconcentración de la propiedad es una amenaza indirecta al ejercicio de la libertad de expresión porque los principales medios quedan en manos de pocos actores. Esta doctrina fue adoptada curiosamente cuando el relator de la libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA) era un funcionario del actual gobierno, Eduardo Bertoni. Esto es muy claro. A lo largo de estos tres años y medio del gobierno de Macri casi todas las empresas periodísticas han pasado a ser oficialistas, sobre todo aquellas que no eran oficialistas a principios de su gobierno. Ese desplazamiento hacia el oficialismo revela además que en Argentina los medios privados son muy dependientes del Estado y que cuando este cambia de signo político también ellos lo hacen.

-En 2015, desde mi punto de vista, los medios sobre todo del Grupo Clarín gravitaron en favor de la campaña de Macri en detrimento de la de Cristina Fernández. Este año nos volvemos a encontrar en un año electoral. ¿Cuál cree que está siendo el rol de los medios en relación con lo electoral?

-Creo que frente a la crisis económica tan profunda que vive Argentina y que la condujo sobre todo la gestión de Macri como presidente, los grandes medios, fundamentalmente el Grupo Clarín y también el Grupo Vila-Manzano, van poniendo huevos en distintas canastas. Por supuesto son oficialistas, por ahora. Sin embargo no dejan de hacer guiños a candidaturas que no son del kirchnerismo, como la de (Roberto) Lavagna, porque son empresas y por supuesto ellos quieren seguir haciendo negocios en el futuro, sobre todo si el gobierno actual no es reelegido. En el caso del diario La Nación creo que el oficialismo que tiene es más orgánico o genuino. La Nación hizo buenos negocios con el macrismo pero me parece que su oficialismo es incluso previo. Lo veo como una coincidencia doctrinaria más profunda, más genuina y más honesta, y en ese sentido el oficialismo de La Nación, que es a prueba de balas, me parece que no abre tanto su espacio editorial a otras posibles candidaturas. Los tres grandes grupos que te mencioné, y también Infobae, que para mí le caben las generales que mencioné para Clarín y para Vila-Manzano -es decir que son oficialistas pero si aparece otra cosa en el medio que no sea kirchnerismo, no van a estar a disgusto-, creo que expresa un poco las elecciones y los posicionamientos que tienen los grandes grupos. En mi opinión, es cierto que los medios ayudan a las candidaturas, sobre todo sirven para desacreditar determinadas candidaturas y adversarios políticos, pero los medios no votan. Finalmente quien vota es la sociedad, y al presidente Macri lo votó en 2015 la sociedad, acompañada por los medios. Pero eran los mismos medios que en 2011 habían batallado contra la candidatura de Cristina Fernández y esta ganó con 40 puntos de diferencia sobre el segundo. Tampoco creo que los medios por sí mismos decidan la suerte de la elección.

-Otra frase que tuiteó Macri es: "Nunca antes se gastó menos plata en pauta publicitaria que en este gobierno". ¿Esto es así?

-Efectivamente en los últimos dos años, coincidiendo con la profundización de la crisis económica, el gobierno bajó el gasto en publicidad oficial. Si lo comparamos con lo que gastaron los dos gobiernos de Cristina Fernández, el gobierno actualmente, descontando obviamente la inflación, gasta menos, lo que no significa que gaste menos que nunca. Es mentira que nunca antes se haya gastado menos. Los dos primeros años del gobierno de Néstor Kirchner se gastó incluso menos que ahora per cápita. Eso depende de con quién lo compares. No es cierto tampoco que haya gastado menos que los gobiernos de (Carlos) Menem, de (Fernando) De la Rúa. Es cierto que durante los dos gobiernos de Cristina Fernández el gobierno gastó más. Sin embargo también hay que poner un matiz en el hecho de que no conocemos con precisión el gasto que tiene la provincia hoy en publicidad oficial porque el gobierno de (María Eugenia) Vidal no lo informa en detalle. Ahí hay un problema para validar la afirmación de Macri. Si sumamos lo que gasta la Ciudad, la Provincia y el gobierno nacional, el numero cambia. Pero para eso deberían ser transparentes con los gastos en la provincia y no lo son.

-Además hay que analizar el modo del reparto porque el gasto sigue siendo discrecional pese a que argumentan que habiendo menos gasto, no "domestican" a los medios.

-Es cierto que es un gasto discrecional. A mi modo de ver es menos discrecional que el de Cristina Fernández. Por ejemplo, el gobierno de Macri a un medio opositor, como son los medios del Grupo Octubre (AM 750, Radio Octubre, diario Página 12) les pone publicidad. A la AM 750 le pone menos publicidad de la que le correspondería si tomase como criterio el rating y la audiencia. Pero les pone. En cambio, el gobierno de Cristina Fernández a Perfil, que no era el equivalente del Grupo Octubre para Macri -era opositor pero tampoco era Clarín-, directamente lo secó de publicidad, se la quitó toda. Entonces es verdad que en términos comparativos el gobierno de Macri es menos discrecional de lo que fueron los dos gobiernos de Cristina Fernández. No así el gobierno de Néstor Kirchner, que fue bastante generoso con todos los medios. Tanto es así que en ese momento Clarín era oficialista y recibía mucha pauta estatal.

-Si lo contrataran como secretario de Medios del próximo gobierno nacional, ¿cuáles serían sus primeras medidas de gestión?

-Creo que hay que tomar medidas en tres o cuatro órdenes. En primer lugar hay que hacer una ley de comunicaciones convergentes que corrija las distorsiones de la hiperconcentración que tiene la propiedad de medios en Argentina, que estimule la producción federal de contenidos, que modere el impacto de la crisis de la reconversión digital del ecosistema de medios y comunicaciones para permitir que los medios locales, sobre todo fuera del área de Buenos Aries, subsistan porque es de interés público que lo hagan. Creo que se impone también revisar integralmente la regulación sobre datos personales porque la que existe es vieja y ha sido además utilizada por el actual gobierno de Macri, las bases de la Anses, para hacer propaganda política. Haría también una ley aparte de publicidad oficial. En el Congreso hay buenos proyectos al respecto, para eliminar la discrecionalidad en el vínculo entre el Estado y los medios porque como decía los medios privados en Argentina son híper dependientes de la plata que pone el Estado, que es mucha. Y establecería sobre los medios del Estado (Canal 7, Radio Nacional, canal Encuentro, Paka Paka) un control político y social plural para garantizar que no sean medios gubernamentales, para efectivamente por primera vez en la historia darles plena potestad para convertirse en medios autenticamente públicos. Son medidas que, en general, cuando los partidos políticos están en la oposición, están de acuerdo, y después cuando llegan al gobierno se olvidan.

-Hay algún país que tenga un sistema de medios parecido a este que usted diseña?

-Sí, de medios públicos no gubernamentales son ejemplos Sudáfrica, Canadá, Japón. De una ley que modere la hiperconcentración, la ley uruguaya es un buen ejemplo. La ley argentina también lo era, pasa que el próximo gobierno va a empezar a fines de 2019 y es una ley que además de que fue absolutamente menoscabada por los decretos de Macri, necesitaría una actualización para que sea convergente. Las tecnologías de hoy no son las que había hace 11 años, cuando se discutió esa ley. La regulación de la publicidad o de los datos personales son todas cuestiones que están reguladas en muchos países y en otros tal vez no están reguladas completamente pero hay discusiones interesantes. Si queremos tener u sistema de medios y de comunicaciones más diverso y más respetuoso de los derechos ciudadanos me parece que la cosa va por ahí.

-¿Qué consejo le daría a un ciudadano interesado por la cosa pública, acerca de cómo informarse para no quedarse con información sesgada?

-Es muy difícil porque el sistema de medios en Argentina está muy polarizado entonces según el medio que uno consuma, lea o escuche la realidad es blanca o es negra. Hay muy pocos periodistas y medios que hacen ejercicio de periodismo, es decir, de tratar de chequear todas las fuentes que hay sobre un tema. Me refiero a todas las fuentes con las que como periodista simpatizás y con las que no simpatizás. El espacio mediático en nuestro país es clarísimamente polarizado y faccioso, es decir que los periodistas se han transformado en militantes activos, conscientes y decididos de una causa que en general se traduce en una fuerza política. Hay excepciones pero no son la norma. Pero si uno es un ciudadano con tiempo, con paciencia y con un espíritu crítico, puede hacer balances, entonces puede leer a un columnista del medio A, a otro del medio B, otro del C. Yo hago eso los viernes, que están los columnistas económicos, y trato de elaborar una síntesis. Pasa que yo soy consciente de que me dedico a esto y que un ciudadano de a pie a veces no tiene ni el tiempo, ni las ganas, ni el conocimiento para entrar a ver qué dice cada uno. Eso es difícil de realizar como sociedad. Por eso, ese es el lugar que deberían ocupar los medios públicos. Es el lugar que ocupan los medios públicos en Canadá, Alemania en Sudáfrica, e incluso en Estados Unidos. Es un lugar donde no están todo el tiempo haciendo bandera de que lo que dice A está bien y lo que dice B es una basura. Eso no ocurre. Me paree que por ahí hay un espacio como para crecer.

-Me parece que la credibilidad ya no se busca en el medio sino en los periodistas individuales.

-Sí, eso forma parte de una tendencia que es incluso más general que es la tendencia que llamaríamos la "desprogramación" de los medios. Los medios antes eran instituciones muy sólidas, muy coherentes en sí mismas y además empaquetaban el contenido de modo que uno como usuario para leer un columnista tenía que comprarse el diario o escuchar todo el noticiero. Hoy con internet, con la digitalización del sistema de medios, existe una separación, una segmentación, incluso del contenido que producen, y es más sencillo para uno, si sabe a quién buscar, seguir a un columnista de este diario, a un cronista de aquel otro... Si uno tiene tiempo, recursos, y paciencia puede armarse de una síntesis. Pero no es lo común.


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